Mira a tu alrededor. La mayoría de las cosas que usas a diario son fruto del trabajo de programadores. Desde el momento en que te levantas por la mañana y usas el despertador de tu teléfono hasta el momento en que te acuestas, pasando por el ordenador de tu oficina, el televisor de tu salón o el teléfono inteligente con el que pagas el café… Todo ha sido programado por alguien.

Y es que la programación es la base de la tecnología moderna. Se trata de una disciplina que todo el mundo debería conocer, y los niños no son una excepción. De hecho, cada vez son más los expertos en la materia que afirman que los más pequeños deberían aprender a programar. 

 

¿Por qué? Pues porque la programación fomenta el pensamiento lógico, la creatividad, la resolución de problemas y el trabajo en equipo. 

 

Todas son habilidades muy valoradas en el mundo laboral actual. Además, aprender a programar es divertido. Se trata de una actividad que puede resultar muy gratificante, sobre todo cuando logras hacer que tu ordenador haga lo que tú quieres.

 

Aunque parezca que la programación es una disciplina muy técnica, cada vez son más los niños que están interesados en ella. Y es que los juegos informáticos, las aplicaciones móviles o las películas de animación están llenos de personajes que programan.

 

Así que si tu hijo o tu hija muestra interés por la informática, no lo desestimes. Puede que tenga mucho talento para la programación.

 

¿Quién sabe? A lo mejor en unos años está diseñando la próxima gran aplicación de móvil.